Aquí os
dejamos unos discursos que escribieron los y las participantes en una de las
actividades en defensa de cuatro Derechos Humanos. También os contamos en qué
consistía la dinámica:
Cada
grupo comienza escogiendo uno de los Derechos Humanos para posteriormente
defenderlo. Pero, ¿defenderlo de qué manera? Sencillo: un discurso y un huevo.
La
prueba de dividía en dos partes:
1.-
Redactar un texto explicando el motivo de la elección y presentando los
argumentos que se considerasen necesarios para proteger y perseverar el derecho
en cuestión.
2.-
Crear un armazón que protegiese al huevo en caída libre y que impidiese que
este se rompiera al impactar contra el suelo. Para llevar a cabo esta parte los
y las participantes tenían a su disposición elementos tales como globos, papel
de periódico, cartón, lana…
Una vez
concluidas las dos partes, los grupos iban leyendo sus discursos y lanzando los
huevos.
Tras el
último grupo, el jurado decidió escoger a algunos/as ganadores/as en función
del discurso, el diseño de protección o ambos, siempre teniendo en cuenta si el
derecho (el huevo) había resistido.
¡Aquí van los discursos!
Derecho a la educación:
Según su definición, la educación es la adquisición de conocimientos y la libre formación y desarrollo personal de cada persona acorde a su capacidad y voluntad.
El derecho a la educación aseguraría esto de manera gratuita y de calidad
para todas las personas. Sin esta educación, sería mucho más difícil hacer
valer nuestros derechos, puesto que los desconoceríamos.
Aunque no nos demos cuenta, muchos de los derechos y libertades de los
que disfrutamos día a día dependen enteramente de tener una educación que nos
permita disfrutarlos.
A parte de esto, la educación nos da una serie de herramientas que, a
la, larga, suponen más oportunidades en diferentes campos. Por ejemplo, el
conocer diferentes culturas e idiomas puede permitirnos viajar a diferentes
lugares y hacernos valer como personas independientes allí.
En resumen, consideramos que el derecho a la educación es uno de los
más importantes, puesto que no solo nos ayuda a defender nuestras puertas, sino
que nos ayuda a abrir nuevas.
Muchas tardes y buenas gracias.
Derecho al asilo:
Es el derecho de que en casos de peligro
para tu seguridad (guerras, fenómenos meteorológicos: tsunamis, huracanes,
terremotos, etc) un país te acoja.
Otro de
los motivos por los que hemos elegido este tema es porque a día de hoy debería
ser aplicado en el caso de los refugiados y todo el mundo tendría que estar
concienciado de ello y darles asilo, ya que todos tenemos derecho a una
vivienda digna, a la vida, a la educación... De esta manera también queda claro
que todos los derechos humanos están relacionados entre sí.
Libertad de expresión:
—Yo cre…
— ¡Calla!
—Ya, pero pien…
—¡No hables!
—Pero es que…
—Shh
—Es que cre…
—¡Silenc…
—¡No! ¡Voy a hablar! Formo parte
de una especie que ha conseguido inventar un código lingüístico.
Tengo el
derecho y la obligación moral de expresar mi opinión y tú me vas a dejar.
«Estoy cansada de esta sucesión
de atropellos desmedida. Llevamos demasiado tiempo sufriendo y aguantando el
peso del silencio. A diario vemos cómo personas, como es el caso del famoso
Alfon, son castigadas por pensar, por tener opiniones críticas y, sobre todo:
POR EXPRESARLAS.
Yo no digo que se deba imponer la
más puta anarquía de las palabras, ni mucho menos. Lo que defiendo es tan
simple como natural. Quiero, queremos, que todos los seres humanos podamos
expresarnos sin miedo a las consecuencias. Que tu vecina y tú podáis tener una
conversación argumentada sobre política, por ejemplo, y que, a pesar de tener
opiniones dispares, no se castigue a nadie.
Defendemos el derecho a hablar.
No a hablar basándose en el
bocachanclista lema del “todo vale”. Para nada. Hablar es mucho más que emitir
sonidos. Es difundir las ideas. Es demostrar respeto hacia los demás y hacia
una misma. Es socializar con el entorno. Es pasión por la libertad y, lo más
importante: es mi derecho. Y el tuyo también.
¡Jolín! Es que es verdad.
¿Cuántas veces hemos oído la frase “tú
no hables, que eres muy joven para opinar”? ahí, están arrebatándoos vuestro
derecho y podéis e incluso debéis protestar.
No en vano, debéis saber que, al
igual que en nuestro sistema de protección, el derecho a la libre expresión
también necesita un paracaídas que lo proteja y un abrigo que lo resguarde. Esa
infraestructura sois vosotras y vosotros. Somos TODOS. Porque en este mundo
loco nadie te va a dar nada. Tienes que defenderlo tú, porque es algo intrínseco
al ser humano. Es tu segunda piel. No puedes permitir que te quiten tu
identidad, tu opinión, tus pensamientos.
¿Cuántas personas han perdido su
derecho a la vida por ejercer su derecho a la libre expresión? Apuesto a que a
todo el mundo se le viene a la cabeza, al menos, un ejemplo.
En fin…todo esto, este ejercicio
de mi derecho que acabo de hacer, solo son palabras. Pero, y esto es muy
importante, recordad que la palabras pueden explotar, pueden salvar, pueden
curar y pueden cambiar. Así que, desde aquí, os lo pido por favor: poded.
HABLAD.»
Libertad de culto:
Buenas tardes a todos y todas.
Para analizar la libertad de
culto como derecho fundamental a todos los Derechos Humanos, tendríamos que
remontarnos al pasado, es decir, tener en cuenta toda la evaluación que se ha
dado a lo largo de la historia.
Las numerosas guerras que han
sido provocadas por ello, por pensar que una creencia, religión o rito es
mejor, superior o más válido que otras.
De hecho, actualmente seguimos
siendo víctimas de la vulneración de este derecho.
Para erradicar esto, tendríamos
que ir a la base, es decir, la tolerancia y el respeto, el saber convivir en
igualdad y considerando que toda religión es algo fundamental para cada
persona.
Esto podría ser llamado también
relativismo cultural, tal como decía Herder, filósofo alemán del siglo XX.
Hay que tener en cuenta que la
libertad a rezar a tu Dios, a realizar ritos y vestir acorde a tu fe, etc. es
necesario para el desarrollo personal de cada ser, puesto que cada uno es libre
de creer en lo que desee y de profesar su fe.
Aunque estas religiones y
creencias sean diferentes, no se ha de juzgar una religión, ya sea primaria
(zoomórfica), secundaria (mitológica) o terciaria.
Para saber cómo funciona una
religión, es decir, cuál es el fin de sus rituales, se ha de estudiar desde un
punto de vista crítico desde la
perspectiva de sus propios participantes.
Para los filósofos idealistas,
anteriormente nombrados, se debe tratar con tolerancia a todas las religiones,
pues ninguna religión es perfecta.
El cristianismo es incoherente
por el dogma de la resurrección y salvación. Según Hegel “el crimen del ateísmo
existe en el dogma de la salvación”. Además, desde un punto de vista moral, es
muy represivo.
Las tres religiones superiores se
han enfrentado a las religiones inferiores de su entorno, y por lo tanto son
represivas e injustas.
Pero aún así y con la multitud de
religiones y creencias que hay, todas ellas se diversa índole, creemos que la
libertad de culto es una forma más de ser persona, es más, de ser una persona
libre. Tal como dijo “prefiero morir de
pie que vivir de rodillas”.
Por ello decimos que este derecho
es importante respetar así como tolerar que todo tiene el mismo valor aunque a
ti no te lo parezca.
Defendemos también que cada ser
debe ser libre a la hora de elegir religión y por ello se debe partir de una educación,
instituciones y Estado laicos, así como una sociedad convencida de que es
necesario para la paz y la seguridad internacional y nacional, para la mejor convivencia
entre los y las ciudadanos/as.
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